Una búsqueda rápida en línea reveló que en el Antiguo Testamento la expresión: “y vino la Palabra del Señor” es usada noventa y tres veces en la versión “New American Standard Bible” (Nueva Versión Estándar Americana). Comenzando con Abram en Génesis 15 y finalizando en Zacarías, el último libro antes de iniciar el Nuevo Testamento. La descripción de este tipo de comunicación cambió del Antiguo Testamento al Nuevo Testamento, pero la comunicación personal por parte del Señor no se retira ni se vuelve obsoleta. En todo el Antiguo Testamento vemos que así sucede con los profetas y con los grandes personajes. En el Nuevo Testamento, LA PALABRA, El mismo, CAMINO literalmente hacia nosotros como Cristo Jesús en forma de hombre, por lo tanto, Su comunicación se vuelve totalmente más personal, directa y uno a uno.
Nada puede ni debe reemplazar este fenómeno, la Palabra del Señor, tanto es necesaria en forma escrita como también es necesaria en nuestras vidas. Esto va tanto a lo específico como a lo personal, contiene las promesas y dirección que tu y yo necesitaremos de manera personal. A menudo, en mi vida, la “palabra del Señor” ha llegado a través de las Escrituras, algunas palabras con las que estaba familiarizado y otras que nunca había escuchado. Ha habido innumerables ocasiones en que el Espíritu Santo ha destacado y enfatizado las Escrituras dándoles un significado especial y actual en momentos importantes.
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